6/15/2012

#4.





Su hermano tiene razón, que Aitor esté en su casa no impide que no se pueda duchar que para eso es su casa. Así que eso va a hacer, además le apetece ‘reflexionar un rato’ y una ducha de agua muy caliente es la mejor opción, sin olvidar a su mejor acompañante, aquella que siempre la comprendía en cualquier situación, aquella que estaba cuando era feliz y cuando lloraba, cuando estaba enfadada o cuando sentía impotencia. Aquella que siempre estaba siempre. La música. Ya lo había dicho Friedrich Nietzsche: "Sin música la vida sería un error". Nerea se va desvistiendo poco a poco, pone el aleatorio de su móvil y se mete en la ducha. La música comienza a sonar justo antes de que el chorro de agua le toque, suena ‘Fifteen – Taylor Swift’. Una canción apropiada para ella en cierto modo, solo que ella a sus dieciséis años no tenía a nadie a quien creer si le decían ‘Te amo’ porque no había absolutamente nadie que se lo dijese. Ella se consideraba diferente a sus amigas y a las chicas de su instituto, y no lo decía porque fuese moda decir ‘Soy diferente y molo’ no. Ella se consideraba diferente porque mientras que sus amigas o sus conocidas iban arregladas al instituto, con manoletinas, jerséis bonitos, faldas o incluso vestidos ella nunca fallaba a su estilo. Converses, vans o cualquier otro tipo de zapatilla, una sudadera y unos pitillos. Ese era su estilo y quizás no fuese la chica más bonita del mundo, ni la que más se arregla pero ella iba cómoda así y no pensaba cambiar. Al menos no de momento. Nerea no vestía de marcas caras tipo ‘Roxy’ o cualquier otra, es más, pensaba que era un poco estúpido. ¿Pagar setenta euros por una camiseta que solo trae un nombre? Ella era más de comprar en Pull and Bear, Primark o tiendas de ropa normales. Quizás por eso a sus casi dieciséis años no había dado todavía su primer beso, ni había tenido un novio, bueno quitando ese novio de primaria que todo el mundo tiene y que lo es por el hecho de cogerte de la mano con él. Todas sus amigas o casi todas, ya habían besado a chicos, algunas incluso tenían una lista bastante larga y otras ya habían perdido su virginidad, y sin embargo ella lo máximo que había perdido era las llaves de casa. También influía el tema que a ella no le gustaba salir a discotecas, salía de vez en cuando en fechas puntuales y no todos los fines de semana como las chicas ‘normales’ de su edad. Ella prefería los planes caseros, un sofá, una manta, una película o un libro y algo de comida basura.


Otra de las diferencias era que sus amigas apenas leían, había algunas que ni siquiera los libros que eran obligatorios en el instituto. No sabía cuando se había puesto de moda ser ‘guay’ por no leer, pero eso si que era una tontería. Con la música era otra de las cosas imprescindibles para sobrevivir. Leer era genial, entrar en el libro como si de otra protagonista se tratase, enamorarse de los personajes, viajar, sufrir, reír y llorar con ellos… sin olvidar el vació que se siente cuando terminas un libro que te ha encantado y piensas ¿Y qué hacía yo antes de entrar en esta historia?

- ¡Nerea, ¿Quieres salir de una vez de la ducha?! Llevas cincuenta minutos dentro y nosotros también queremos ducharnos.

- - Ya voy pesados, cuando tú tardas yo no te digo nada majo.

- - Venga sal ya y déjate de tanta musiquita.


Pues nada ya se le ha estropeado su tarde de relax. Con lo feliz que es ella con la música y sus pensamientos de adolescente. Boh. Ya va siendo hora de salir que ya esta arrugada cual arvejo. Después de salir de la ducha Nerea se hace un sándwich para cenar y se va a dormir. No es que haya mucho más que hacer un domingo, los domingos existen precisamente para pasársela tarde del sofá a la cama y de la cama al sofá y ver películas o para estudiar. Ella ya había acabado de estudiar así que se iba a dormir ya.

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