6/15/2012

#2.





Cada noche es prácticamente lo mismo, Nerea está viendo la televisión, con el ordenador o incluso leyendo pero a él siempre le molestaba hiciese lo que hiciese. Por eso el sonido de sus llaves eran prácticamente temidas por ella, y procuraba estar encerrada en su habitación para cuando el llegase. Al mismo tiempo, no quería estar tan distante con él, le quería demasiado como para enfadarse con él y siempre intentaba ayudarle cuando llegaba.

- Hola Papá ¿Quieres comer?

- No, si total nunca tienes nada hecho, joder es que no haces nada.

- Yo... lo siento.

- Siempre dices 'lo siento' pero por hacer la comida no te da.

Y después de oír eso Nerea coge y se va a su habitación, hoy no tiene ganas de discutir ni con su padre ni con nadie. Ha tenido un día de perros, pero cuando te levantas con el pie izquierdo dicen que nada puede salir bien. Ella era de ese tipo de personas que casi siempre aguantaba las lágrimas pero cuando la gota colmaba el vaso, se ponía a llorar y nada podía pararla. Empezando por la canción de Perfect y terminando porque su padre le recordase lo insignificante que era. Se mira al espejo que tiene en su habitación y dice para sí misma  '¿A ti quien te va a querer? Mírate por dios, no eres guapa, no estás delgada, no tienes los ojos bonitos y tu pelo es bastante cutre. Tampoco eres lista, graciosa ni especial. ¿En serio piensas que vas a gustarle a alguien?

Pasa de seguir destruyéndose, se hace una coleta y se pone unos vaqueros, converses y sudaderas y se va a dar una vuelta al menos así quizás se calma. Necesita hablar con alguien, aunque más que hablar necesita un abrazo pero por desgracia y como siempre, nadie estaba ahí para dárselo. Podría ir a casa de una de sus amigas que más o menos viven cerca, pero le apetece ver a Aitor. ¿Por qué cojones seguía enamorada de él?

Su historia con Aitor no había durado demasiado, ni siquiera había durado un año. Pero ¿Qué se puede esperar de una relación adolescente? Con dieciséis años cualquier chica soñaba con encontrar a ese chico con el que pasar la vida, pero Nerea era diferente. Sabía, en cierto modo, que eso no iba a ocurrir y pensaba que jamás se iba a enamorar, pero claro apareció aquel chico de aspecto desarreglado que irrumpió en su vida y la descontrolo. Todo había comenzado en el cumpleaños de su hermano Álvaro, aquella madrugada de septiembre en el cumpleaños de su hermano.

- Joder Aitor, mírate como estas. No te tienes en pie. Ven anda que te llevaré a casa.

- Solo estoy mareado– Dijo Aitor justo antes de empezar a vomitar las cantidades astronómicas de alcohol que había bebido.

- Ya, claro. ¡Nerea, ayúdame anda!

Mi hermana y yo sacamos como pudimos a Aitor de la discoteca, el pobre estaba hecho un desastre. Aitor era uno de mis mejores amigos y yo sabía perfectamente que si sus padres le veían así, le matarían así que entre Nerea y yo lo sacamos como pudimos de la discoteca y lo llevamos a nuestra casa. Entramos en casa intentando hacer el mínimo ruido posible, aunque claro teniendo un borracho en brazo no es precisamente fácil. Le dimos de comer y de beber, le desvestimos, pusimos a lavar su ropa y cada uno se fue a su cama.



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